Este cuadro abstracto presenta una composición terrosa que parece emerger de un paisaje erosionado. Las texturas irregulares y las tonalidades beige y marrón evocan la esencia de la naturaleza en su estado más orgánico. Los contrastes sutiles y las capas superpuestas sugieren una narrativa de desgaste y reconstrucción, invitando al espectador a reflexionar sobre el paso del tiempo y la persistencia de la materia.

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